El pasado 27 de mayo vivimos, como Seminario y Arquidiócesis de Tlalnepantla, un día de fiesta y júbilo, ya que pudimos contemplar a nuestros hermanos diáconos: Luis Torres, Jonathan Tavera, Edgar Reyes, Diego Alejandro, Omar Emba e Isaías Cedillo, después de vivir su caminar vocacional dentro de las instalaciones y distintas etapas de la formación en nuestro Seminario de Tlalnepantla “Nuestra Señora de los Remedios”, recibir el segundo grado del ministerio sacerdotal en el grado de los Presbíteros.
Monseñor José Antonio Fernández Hurtado los exhortaba en su homilía con estas palabras: sean honrados colaboradores del orden de los obispos, para que por su predicación y con la gracia del Espíritu Santo, la palabra del Evangelio dé fruto en el corazón de los hombres… Como platicamos ayer, sabemos que toda vocación es única e irrepetible, no se da por méritos propios, sino porque El Señor ha querido, los ha mirado a los ojos y al corazón y les ha dicho los haré pescadores de hombres.
Posteriormente a la homilía Don José Antonio interrogó a los diáconos sobre la intención de recibir el ministerio presbiteral, y de manera personal les tomó el juramento de obediencia a su persona y a sus sucesores, con la oración litánica de la Iglesia se llevó a cabo la invocación a Dios y la intercesión de los santos por nuestros hermanos que serían consagrados presbíteros, terminada la letanía el Obispo impuso las manos a cada uno de los hermanos, posteriormente los sacerdotes, hermanos ya en el ministerio, fueron imponiendo sus manos a los nuevos presbíteros como signo de acogida en el presbiterio, unidos ahora al obispo en el sacerdocio ministerial de Cristo.
A continuación, los neopresbíteros descendieron del altar y se dirigieron a revestirse con la estola y casulla, signo del nuevo ministerio que desempeñaran litúrgicamente. Al terminar de revestirse volvieron a donde se encontraba el Obispo, quien consagró con el Santo Crisma sus manos, consecutivamente les entregó el Cáliz con vino y la patena con pan diciendo: Recibe la ofrenda del pueblo santo, para presentarla a Dios advierte bien lo que vas a realizar e imita lo que tendrán en sus manos y configura tu vida con el misterio de la cruz del Señor.
La celebración se vivió en un ambiente aún de pandemia, pese a la situación tan difícil que enfrenta nuestro país. Fue un evento lleno de esperanza, que traerá consigo consuelo para muchos de nuestros hermanos, que ahora por medio de estos 6 neopresbíteros podrán encontrar la reconciliación con Dios, el alimento de vida, la Eucaristía y el consuelo de los demás sacramentos.
Como Seminario nos conforta el ver que nuestros hermanos mayores han cumplido con su cometido de seguir al Maestro y se entregan de una manera más profunda a su servicio, nos anima y nos invita a seguir respondiendo a Jesús con generosidad y valentía.
La vocación a la vida sacerdotal es un don y un misterio, como lo afirmaba San Juan Pablo II, pero también es un camino que nos va llenando de momentos colmados de gracia como lo pudimos apreciar en estas ordenaciones presbiterales, les invitamos a que sigan orando por el aumento y la perseverancia de las vocaciones a la vida sacerdotal, misionera, religiosa y laical, ya que estos seis neopresbíteros son frutos de esa oración y suplica constante a Dios
¡Que Santa María de los Remedios siga intercediendo por nosotros!
Tonathiu Miranda
1° de Configuración con Cristo Buen Pastor



