Nació el 13 de enero de 1891 en Guadalupe, Zacatecas. Debido a la persecución de los jesuitas por fuerzas carrancistas, estudió retórica y filosofía en España.
Desempeña el oficio de profesor en el colegio de la Compañía en Granada, Nicaragua y hace la teología en Enghien, Bélgica, donde recibe el presbiterado.
Padeció muchos problemas de salud así como diversas operaciones, por lo que apresuraron su regreso a México. De camino viaja a Lourdes, donde pide a la Virgen le devuelva las fuerzas que necesitará en México donde los católicos sufrían persecución, prisión, fusilamiento y destierro.
Trabajó intensamente desde su llegada a México en 1926, a la vez de que huía de casa en casa.
El Papa Pío XI defendió en varias ocasiones a los católicos mexicanos condenando la injusta persecución y el presidente Calles descargó su ira contra el padre Pro, a quien encarceló mientras él dedicaba sus días a impartir la comunión, confesar a los fieles y socorrer a los indigentes.
Así el 23 de noviembre de 1927 se decidió que sería fusilado. Su última voluntad fue que lo dejaran rezar y al final pronunció claramente ¡Viva Cristo Rey!
Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 25 de septiembre de 1988.



