Juan Diego Cuauhtlatoatzin (que significa: Águila que habla o El que habla como águila), un indio humilde, de la etnia indígena de los chichimecas, nació en torno al año 1474, en Cuauhtitlán, que en ese tiempo pertenecía al reino de Texcoco. Fue bautizado por los primeros franciscanos, aproximadamente en 1524. En 1531 se había convertido en un hombre virtuoso, cimentado en la fe y de gran caridad.
Tuvo el gran privilegio de encontrarse con la Madre de Dios, María Santísima de Guadalupe. Poco después de haber vivido el importante momento de las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, Juan Diego se entregó plenamente al servicio de Dios y de su Madre, transmitía lo que había visto y oído, y oraba con gran devoción. Él permaneció cerca del Santuario para atenderlo todos los días, especialmente barriéndolo, que para los indígenas era un verdadero honor.
Siempre edificó a los demás con su testimonio y su palabra; constantemente se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya “que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía”. Era tan virtuoso y santo que era un verdadero modelo a seguir.
Juan Diego murió en 1548. Fue beatificado el 6 de mayo de 1990 y canonizado el 31 de julio de 2002, ambas ceremonias presididas por el Papa Juan Pablo II.
Es el primer santo indígena de América.
