Dichosos y felices son siempre los hombres que se regocijan en hacer una obra en favor de sus hermanos cumpliendo la misión de la Iglesia, por ello, damos gracias a Dios. El pasado 24 de abril del 2021, siete seminaristas fuimos presentados como candidatos al Orden Sagrado, en la celebración Eucarística presidida por Nuestro Señor Obispo Auxiliar Don Efraín Mendoza Cruz, en la casa del Seminario en los Remedios.
Con dicha presentación, somos un punto de referencia ante los fieles de nuestra Arquidiócesis, así, conocen a los futuros ministros, al dar este paso en mi formación inicial en el Seminario, crece la responsabilidad, pues aunque los valores cristianos son el eje por el que nos hemos encontrado entre los fieles discípulos del Buen Maestro, Jesús, ahora, debemos hacerlos nuestros y no solo asumirlos en secreto sino expresar que por ellos quiero asumir las exigencias en la formación como futuro sacerdote.
De manera que cada seminarista después de pasar un el tiempo de evaluaciones llamadas “escrutinios” y de haber sido aceptados como candidatos somos presentados ante la comunidad diocesana y el Obispo, da su bendición y pide vivir de tal manera, que seamos ejemplo de predicación y de estilo de vida. Convencidos en que la vida de un escogido de entre los hombres ordinarios es llamado a ser parte de los predicadores de la Verdad sin estar exentos por eso, de las tentaciones, de las tribulaciones y demás experiencias que exigen de nosotros una respuesta radical de vida.
En tanto mi experiencia, es un momento de introspección constante, de echar un ojo al crecimiento humano y espiritual, desde mi ingreso al seminario, miro que ha sido constante y vivificador. Los temores se hicieron presentes pero una mano esperanzadora me salió al encuentro, mano que me tomó y me dice cada día en mi interior: “No temas”, tal vez si por mi reducida perfección de vida dependiera el momento de la ordenación no se llegaría el día de ella, sin embargo, de la mano del amigo, Jesús, sin soltarme de él, llegaré por buen camino y en dirección a la perfección de vida por la que he optado. Así que responder a Jesús no se da por completo en una sola expedición sino en todos los momentos de nuestra vida, hagamos de la experiencia de Dios una manera de vivir que nos dé plenitud humana y espiritual.
Hoy más que nunca necesitamos que el Pastor sea aquel que sabe a dónde conducir a las ovejas, el que las hace reposar en su pecho, el que camina con ellas, el que sufre por ellas, el que pide por ellas e incansablemente quiere lo mejor para ellas teniendo presente que quien conoce a Jesús lo ama y quien lo ama, lo sigue. Pide constantemente por las vocaciones sacerdotales y por su santificación.
Seminarista: Diego Ignacio Olvera García
(Etapa Configuración con Jesucristo Buen Pastor)



